Ungo, Urania. El femicidio en Panamá 2000-2006.
CEFEMINA, UNIFEM, COMMCA, AECID, SICA, MIDES, Universidad de Panamá, 2008.
Capítulo 4: El femicidio entre el lucro, el derecho
a la información y la explotación del dolor.
El “crimen pasional” en la crónica roja
oculta el carácter social del femicidio.
La noticia, en lugar de un reportaje más amplio, solo registra el momento
del hecho. Solo los medios sensacionalistas presentan el hecho con alguna foto
en la portada. El tono y el lenguaje no consideran a las víctimas ni a sus
familiares.
No usan el término femicidio, sino “pasional”. El
crimen no es analizado como un patrón de conducta ni como fenómeno social, sino
como un “arrebato de pasión”. Las víctimas estudiadas estaban en edad
reproductiva, son productivas económicamente y profesionalmente. Los informes
son incompletos y subjetivos. A pesar de que son subjetivos, no hay diferencia
entre periodistas hombres o mujeres.
La violencia vende y la noticia no presenta
a todas las clases por igual. Exponen el sufrimiento a la burla de la
comunidad, en vez de fomentar el debate público. Los medios sostienen la
violencia al hacerla protagonista de su programación y de sus noticieros.
Los medios solo hacen énfasis en casos de mujeres humildes.
El pueblo compra los diarios al hacerlo objeto
central de sus noticias. Los informes son breves, escritos descuidadamente y
recurren a la chabacanería. ¿Solo los pobres producen delincuencia? Los
expuestos son siempre personas pobres. Las otras clases sociales tienen el
poder de evitar a los medios.
Los medios y la ideología de la
subordinación de las mujeres.
Los deseos de superación de las mujeres son incompatibles con el viejo
esquema de subordinación patriarcal. El hecho de que las mujeres cambian y
avanzan más que los hombres es la causa de la violencia. Las mujeres están
reorganizando su figura ideológica. ¿Están cambiando los hombres la suya?
El solo hecho de ser varón es importante, y esta
importancia depende de la inferioridad de la mujer. La mínima independencia de
la mujer se interpreta como altanería y la violación sexual, como castigo a esa
soberbia. El problema es que las mujeres pobres no tienen el poder económico
para disimular su necesidad de superarse. Los hombres ven amenazada su
superioridad ante mujeres que no son de su clase social y perciben como
desafío, rebeldía y agresión la necesidad de libertad de estas.
La violencia es la forma machista de recuperar el
orden establecido. Una característica de los femicidas es que no aceptan que
las mujeres tomen sus decisiones. El precio de la autonomía de una mujer es su
vida. Los medios presentan al femicida dentro del orden establecido y a la
mujer, contra ese orden. Los medios se contradicen cuando promueven
valores populares, pero defienden posiciones tradicionales y conservadoras
contra las mujeres.
Los estereotipos sexistas generan buenos
dividendos.
En 2006, según el diario Panamá América, la inversión publicitaria durante
las telenovelas fue de 42 millones. Los programas de televisión construyen
figuras (masculinas, femeninas, otras.) y contextos ideológicos irreales.
Hacen una espectacularización de la violencia.
La forma de presentar dichas figuras hace que sus
luchas se vean superficiales, es decir, hace el efecto contrario. Estas figuras
representan valores extranjeros, pero responden a ideologías latinoamericanas.
En estos constructos culturales, el hombre es siempre “el esposo anhelado”, el
valor perdido. Sin embargo, un valor apreciado para muchas universitarias es
poder trabajar, seguir estudiando y atender a sus esposos e hijos,
aunque tienen que madrugar y trasnochar todos los días. De esta forma, los medios apelan a un orden social que ya no existe,
pero que insisten en reproducirlo.
Una cierta benevolencia… ¿Influyen los
medios?
Al comienzo de la investigación siempre habla el femicida o su abogado, no
la víctima o su familiar. Según el informe de las autoridades, la pasión priva
de la razón al momento de cometer el “crimen”. Empero, se observa intención,
planificación, cálculo, meditación y conciencia.
Lo “pasional” influye en la percepción de los
femicidas y, por ende, en la benevolencia de los juzgados. Otro término,
violencia “doméstica” suaviza el “en contra de ella”. En conclusión, es
necesario que los medios hagan un balance más solidario y humano. Hay que hacer
un esfuerzo teórico, crítico y ético que aborde toda la complejidad social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario