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domingo, 3 de noviembre de 2013

Querido yo


Querido yo de Galila Ron Feder Amit de Israel.

Este análisis literario comprende el contenido y la forma de la novela. En el contenido, analizaremos las ideas del autor y el significado de su obra. La forma en que está organizado el contenido se analizará más adelante.
                                    Contenido
     En el contenido se analizará el título, el asunto, el tema, los personajes, el ambiente y la acción dramática.        
VICTOR MANUELLE

     El título es importante, porque indica la predisposición de Zión. El significado es el autodidactismo de Zión.  El título refleja el contenido global de la obra, ya que se refiere al diario que Zión escribe desde el comienzo de la novela.       





     El asunto de que trata la obra es la formación integral. Las fuentes que utiliza el autor son sus experiencias vividas como madre adoptiva de diez niños de hogares rotos durante siete años. Por eso, es una recreación realista.         
     El tema específico de la obra es la conducta de Zión. La relación entre el asunto y el tema es que el aprendizaje es un cambio de conducta en un contexto dado. Tomando en cuenta esto, el tema es de índole sicológica.        
     Los subtemas son  la familia, la disciplina, la amistad, el liderazgo, la agresividad, el amor.  El tema se revela por medio de razonamientos que Zión escribe en su diario.  La relación entre el título y el tema es  que el diario es para autodisciplinarse. La relación entre el tema y la atmósfera es que el ambiente influye en el aprendizaje.   En este caso, la tesis del autor es de índole social.  
       Zión es real, porque crece, madura, cambia de conducta,  olvida su pasado, ya no se siente igual que antes con sus amigos, se enamora, cambian sus percepciones y gustos. También, tiene profundidad o complejidad psicológica, ya que además, Zión trata de mantener su liderazgo en ambos barrios.     Al final, demuestra consistencia y fuerza psicológica,  al no interesarle ser admirado, porque se siente satisfecho consigo mismo. Hay inquietudes del autor reflejadas directamente en  la señora Sharoni quien conoce la Biblia y consulta libros de sicología; En Zión, el autor pregunta, en la última línea, si su conversión fue real o imaginaria y evoca, en su nombre, a los verdaderos israelíes.                                                                                                           
     Hay verosimilitud en los personajes, porque cuando Zión regresa a Beit She’an,  ya no se siente bien con sus viejos amigos,  se escapa de su nuevo hogar en  Haifa, y  le pide permiso a la señora Sharoni para terminar el diario. Hay verosimilitud en la acción dramática cuando Zión va a visitar a su papá en la cárcel, se escapa de casa, encuentra una amiga, y lo dejan renunciar a su diario.  Así también, los personajes contribuyen al desarrollo de la acción dramática cuando la abuela de Zión llama a una trabajadora social; Zión cambia de amigos; el bibliotecario le consigue amigos nuevos; Zión toma la decisión de escapar de casa; busca  una compañera y, la señora Sharoni lo deja  terminar la terapia del diario.                                   

     El personaje que lleva el peso de la trama es Zión quien, a pesar de sus problemas de conducta, toma decisiones en el momento preciso, es responsable de su crecimiento personal, es valiente, porque acepta y enfrenta los cambios sicológicos y sociales.
     Existen personajes que no tienen presencia material como el diario y los textos de sicología, pero que mueven la acción dramática con igual fuerza, porque la señora Sharoni se apoya en ellos. Como resultado, hay un contraste entre el carácter agresivo de la abuela y el carácter metódico de la señora Sharoni.
     La condena de su padre, la vejez de su abuela y su padrastro pueden representar fatalidad u otro designio superior como factores determinantes en la conducta de Zión en ambos hogares.
     El personaje principal es Zión Cohen. Nació en Marruecos. A los seis meses, se mudó a Israel. Tiene siete hermanos y hermanastros. Él es el mayor y más fuerte de todos.   Su padre está preso en Ramle por asaltar un banco el año pasado.   La madre, ya  divorciada,  se casó con otro y se fue a vivir con él.  Ahora, vive con su abuela y dos hermanos auténticos. 
     Los secundarios son la señora Sharoni quien abre su hogar y se propone educar a Zión; la abuela es el único testigo del cambio de Zión, porque lo sigue a lo largo de la acción; Marco y todos los amigos de Sión en ambos barrios; y su compañera sentimental Batia quien representa el realismo, el fin de esta etapa de formación de Zión.                   
     El ambiente es realista, urbano en Haifa y rural moderno en Beit She’an.  Hay relación entre el ambiente y el diálogo de los personajes, porque en Beit She’an son violentos y en Haifa son pacíficos y respetuosos.   La acción se desarrolla en una atmósfera deprimente en Beit She’an, pero confortante en Haifa. La atmósfera está en armonía con el ambiente, porque Zión tiene una familia disfuncional donde siempre hay tensiones.
     El ambiente pesa en forma parcial sobre Monte Carmelo, porque  Zión se adaptó bien a ese hogar y al nuevo barrio. Sin embargo,  pesa en forma  decisiva en sus otros amigos como Marco quien se corrompe…     En los casos de Zión y la señora Sharoni es  parcial, ya que ambos ceden sus valores en momentos decisivos: Zión decide escapar de casa y la señora Sharoni lo deja renunciar al diario.
     En este sentido, la relación entre el ambiente, el asunto, el tema y los personajes es cómo este media entre los demás, ya que en Haifa, Zión está dispuesto a aprender y en Beit She’an no lo estaba.    Así, todos estos elementos contribuyen a la unidad total de la obra.
     La acción dramática se desarrolla rápidamente, ya que Zión comienza a escribir su diario desde el primer capítulo. El autor es objetivo, porque permite que sus personajes actúen según lo que sienten y, así, mostrar la evolución tanto de los personajes como del sistema en que viven. Por ello, no hay fluctuación de ritmo.
     Por eso, la acción se puede plantear en tres etapas de crecimiento de Zión: Beit She’an,  Haifa  y  Akko. En Beit She’an, Zión ve cuando se llevan a su padre  preso a Ramle por asaltar un banco el año anterior.   La madre, ya  divorciada,  se casa con otro y se va a vivir con él. Después, vive con su abuela quien no lo soporta  y llama a Ofira, una trabajadora social,  quien lo lleva a una familia de acogida para niños problemáticos, porque querían un compañero para su hijo Nir. En Haifa, escribe un diario para la señora Sharoni. Entonces, Zión comienza a experimentar una serie de cambios positivos: mejor lectura y escritura; comunicación con palabras, no con golpes; la manera de vestir y peinarse; no fumar; ahorro; no soporta ruido ni violencia; ya no siente placer en las cosas de antes; ya no recuerda el rostro de Marco; extraña Monte Carmelo y a Nir; acepta amigos nuevos tanto de Beit She’an como de Monte Carmelo.  En Akko, Zión se escapa de la señora Sharoni. Zión plantea que se necesitan dos para escribir un diario: Batia. A través del diario, Zión siente alivio y reconoce que era necesario escribirlo.  Ahora, ve con claridad el propósito de la señora Sharoni. Sin embargo, le dice que no tiene tiempo para las dos cosas, y así, salir de su crisis de identidad. Al final, la señora Sharoni reconoce que todos los esfuerzos empleados en Zión no habían sido en vano, porque  había reemplazado todos sus valores  sin dejar de ser él mismo.
       El plano es presente, pero con recuerdos y sueños.  La acción se narra en primera persona y lo logra con un diálogo movido.  Por eso, el narrador es protagonista.  Hay símbolo en la casa de Monte Carmelo que representa la mente y el espíritu de Zión Cohen quien necesita paz  y orden  para crecer  espiritualmente.

Forma    
                      
     En la forma, analizaremos la estructura, los capítulos, el diálogo, el lenguaje y la visión de conjunto de la obra.
                                                                                                                                                     
     La novela está dividida en dieciséis capítulos. Los capítulos se van encadenando con sentido cronológico, pero se intercalan algunos recuerdos familiares, para darle equilibrio, interés y movimiento a la acción dramática.   El autor maneja los capítulos con la misma duración.                                        
     Aunque hay varias escenas que desarrollan el tema del crecimiento de Zión, hay dos escenas culminantes en la obra.   La discusión entre Marco y Zión cuando regresa a Beit She’an en el capítulo 7:
Salté del mostrador al suelo. Estaba completamente ofendido.  ¿Yo, que era el mejor amigo de Marco, me había transformado de repente en el objeto de sus burlas?...    ¡Hablaba un lenguaje distinto y nadie me entendía! ¡Qué mal me sentía, Dios mío, qué mal!...  
¿En qué clase de niño mimado te has convertido allí, en un auténtico llorón?...      Nuestro Zión se ha vuelto médico. Ya no fuma, no ve películas de acción, no juega a las cartas, no tira piedras a las farolas, no juega al fútbol…   ¿Qué han hecho de ti, eh, Zión?
Avancé dos pasos. Sí juego al fútbol, pero ¡os podéis ir todos al diablo!...   Corrí todo el camino hasta llegar a la casa de la abuela, me eché en la cama y rompí a llorar. En aquél mundo nadie me quería de verdad. A pesar de ello, ¡Nunca jamás fumaría ni jugaría a las cartas!”.  (Pág. 66-67).
     El reencuentro con el monitor Abner del centro social de Beit She’an quien lo orienta sobre su crisis en el capítulo 8:
 “Me lo puedes contar, te quitarás un peso de encima.
…También lloré. Se lo conté todo. Quizás durante una hora, o dos, o tres… Cuando terminé el centro social estaba vacío.
…Hasta que no fuiste a Haifa, no supiste que había una vida distinta y te sentías bien aquí. Ahora has aprendido a disfrutar de los libros, los estudios,  la limpieza y ya no puedes volver a disfrutar con las cosas que antes te gustaban/ También en Haifa existen niños que pierden el tiempo vagabundeando y en Beit She’an hay niños traviesos, pero positivos que juegan al fútbol, pero al mismo tiempo leen, estudian y tocan instrumentos. Ven aquí mañana y los conocerás. ¿Vas a venir?
¡Vendré!” (Pág. 76-78).                                                                            
          Se puede distinguir el soliloquio de Zión sobre la disciplina en el capítulo 6: “Portarse bien quiere decir: No pelear con Moishele. Ofrecerse para ir a la tienda. Escuchar cuando Nir toca sinfonías de Beethoven. Ser educado con todo el mundo y procurar que la camisa esté metida. ¿Cómo lo he hecho?...   Pues me hice una lista con las cosas que están bien y cada media hora la saco y me aprendo de memoria todo lo que hay escrito…  
Pero ¿qué pasa cuando camino de la tienda me encuentro de repente con Moishele?    
…¡No hemos cumplido ninguna de las condiciones de la rendición!...”. (Pág. 53-54).
     También, el diálogo se caracteriza por ser tenso entre personas del pasado de Zión,  y medido entre personas del presente, porque contribuyen al cambio social. 
Aunque la obra no es de carácter poético, los pasajes de mayor expresividad y belleza desde el punto de vista del lenguaje son la depresión de Zión al regresar de Akko en el capítulo 15:
Caminé solo, deprisa, deprisa, con tal de reencontrarme con el perro y comprobar si el cartero me había traído carta de Batia/ Corrí a toda velocidad y el viento secó las lágrimas que me habían empezado a brotar sin quererlo. Irrumpí en el cobertizo y Boby se refugió en mis brazos. Lo abracé con fuerza, le acaricié el lomo, aspiré su olor, esperando sentir el olor a mar de Akko. Y tomé aliento. Estuve así una larga hora, dándome ánimos, luego me tranquilicé”.(Pág. 130-131).
     Sión y la emotiva despedida de su diario en el capítulo 16:
Y ahora, querido yo, me despido triunfante de ti. Ni que decir tengo que hemos pasado buenas horas juntos, sobre todo, claro está, entre las seis y las siete. Pero ya no te necesito más. Al contrario, supongo que te arrancaré alguna hoja para mandársela a Batia, porque tengo muchos deseos de que sepa todo lo que me pasa y todo lo que pienso. Ella lo entenderá. Sé que lo va a entender, si no como tú, quizá más”. (Pág. 141).
                                                                                                                
     Entre los recursos lingüísticos que utiliza el autor para revelarnos el mundo afectivo de los personajes hay interrogación retórica, hipérbaton, gradación, anáfora, desplazamiento calificativo, símil, hipérbaton, sentencia y paradoja.
         1. Interrogación retórica: Pregunta innecesaria o sin respuesta.                                      Ejemplo “¿Cómo es posible que tenga tanto que escribir en su abominable diario?”.
(Pág. 9).
     Zión no entiende la disciplina que Nir, el hijo de la señora Sharoni, ha desarrollado en el diario y le parece una locura.
          2. Hipérbaton: Alterar el orden de una oración.
Ejemplo:
“La señora Sharoni, que es sicóloga (va de una escuela a otra preguntando si hay problemas con los niños. Si los hay, entonces explica a los maestros lo que hay que hacer), no se ha asustado con los gritos”. (Pág. 11).
       Los gritos se refieren a una discusión entre Zión y Nir porque Zión está leyendo el diario de Nir  para copiar su modelo, ya que, según él,  no tiene nada que escribir de sí mismo.
         3. Gradación: Una acción en orden lógico.
Ejemplo:
“Yo he salido fuera, he organizado a los chicos, los he dividido y los he colocado estratégicamente”. (Pág. 16).
     Zión trata de mantener su liderazgo en su nuevo barrio también.
          4. Anáfora: Repetición de un término al comienzo de una oración o frase.
Ejemplo:
Yo,  Zión Cohen, que no lloré cuando mis padres se divorciaron. Que no lloré cuando supe que habían arrestado a mi padre. Que no lloré cuando me molían a golpes, rompí a llorar cuando vi el balón nuevo que mis compañeros me habían comprado  como regalo de despedida”. (Pág. 29).
     La panda de Zión en Beit She’an  le da las últimas instrucciones a Zión antes de partir a Haifa.
     5. Desplazamiento calificativo: Es la atribución de una cualidad de un nombre a otro.          Ejemplo:                                                                                                               
 “No me equivoqué. De repente se levantó, fijó en mí una mirada furiosa y me soltó: ¡Estoy muy decepcionada contigo, Sión!”. (Pág. 50).
     La señora Sharoni ha perdido la paciencia y amonesta a Zión por su lento aprendizaje.
     6. Símil: Es una comparación o similitud.
Ejemplo:
“Observé de reojo mis pantalones. Realmente eran distintos a los que llevaban los demás niños, todos polvorientos. Estaban tan planchados y relucientes, como si yo fuera Nir…”. (Pág. 64).
     Zión, de regreso a Beit She’an y ante su panda, se da cuenta de que ahora viste como Nir, el hijo de los Sharoni.
     7. Hipérbole: Es una exageración.
Ejemplo:
“¿Ya habían olvidado que Zión era el mejor portero de Beit She’an? Si fuera la madre de Marco, lo colgaría cabeza abajo, para que la sangre le afluyera a la cabeza, a ver si conseguía que funcionará su cerebro oxidado…”(Pág. 69).
     Zión se lamenta de la actitud de sus amigos después del incidente en el kiosko de Beit She’an.                                                                                               
     8. Sentencia: Es una reflexión profunda.
Ejemplo: “Ocurre así, cuando uno está nervioso, se vuelve peligroso”. (Pág. 114).
Se refiere a un incidente ocurrido entre su tía quien refleja la agresividad de Beit She’an  y Ofira, la trabajadora social.
     9. Paradoja: Expresión de una idea contraria a lo que se oponía.
Ejemplo:
Mientras fui fuerte y salvaje y los despreciaba a todos, me querían y me respetaban; pero ahora, desde que había vuelto de mi famosa huida trayendo no historias heroicas, sino tiernas historias de amor, ya no me admiraban”. (Pág. 132).
    Zión extraña a Batia y Nir se lo cuenta a los amigos de Zión, quien los enfrenta.
     En conjunto, hay relación entre el contenido y la estructura de la obra, porque  muestra los pasos hacia el cambio sicológico y social de una persona.  La vida de Sión es presentada con equilibrio y proporción entre los capítulos.
     Una característica distintiva de la obra es su preocupación didáctica. Siendo esto así, el mensaje que el autor quiere comunicarnos es la integridad. Es decir, restaurar todos sus valores, pero por esfuerzo propio, no imitación.  Así, el mensaje tiene carácter moral para Zión y para Israel.
      La motivación que impulsó a esta autora israelí a escribir sobre la autoestima es su Licenciatura en Literatura Hebrea y Estudios Bíblicos de la Universidad Hebrea de Jerusalem.


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