¿Por
qué un hindú es la persona que más se parece a Jesús en el mundo?
Martin Sheen y Charlie Sheen |
La
filosofía de Gandhi, según la visión de Octavio Paz, escritor y embajador
mexicano en India, estaba inspirada directamente en su naturaleza hindú. Gandhi, según el libro Líderes del siglo XX, es el mayor líder de todos, porque supo integrar
casi todos los campos, religiones y pasiones en su carrera. Asimismo,
India, según la Revista de la Universidad de México, es una civilización llena
de dimensiones, diversidades y confusiones.
La
multidimensionalidad de la India llevó a Gandhi a experimentar casi todos los ámbitos.
Él estaba consciente de su misión. Por eso, su mensaje va más allá de la
política y es en realidad
espiritual. La política, para Gandhi, equivale a la India de Octavio
Paz, donde, según la Revista de la Universidad de México, hay un caos, un ir y
venir entre lo material y lo espiritual, de realidades superpuestas que requieren
una conjunción simultánea para que un orden oculto emerja de la confusión.
La
diversidad de la India llevó a Gandhi a apreciar casi todas las
religiones. Es un hombre religioso en el
sentido real, porque supo mantener una fe abierta y presentar a Jesús no como un valor moral o un símbolo cultural. Las
religiones, para Gandhi, equivalen a la India de Octavio Paz, donde, según la Revista
de la Universidad de México, hay opuestos
aparentes, ya que si coexisten como espacio y tiempo, no como doctrinas, abren otros espacios y otros tiempos para que
sean uno en todo y todo en uno, una plenitud vacía, vacías de autonomía para ser
interdependientes. Por eso, Gandhi cuestionaba que los Vedas hindúes eran la
única doctrina religiosa, ya que no toleraba la rivalidad entre religiones. A
pesar de que Dios puede usar cualquier instrumento para mostrar la verdadera
fe, no se le reconoce como cristiano y es el más famoso de todos.
La
confusión cósmica de la India llevó a Gandhi a controlar sus emociones. La violencia, para Gandhi, equivale a la India
de Octavio Paz, donde, según la Revista de la Universidad de México, hay un encuentro y tensión de opuestos que
revela realidades escondidas detrás del caos y la no violencia, a la
integración del cuerpo y el espíritu donde se funden el amor y los Vedas; pero
no es amor, sino la otredad que gradúa las oposiciones y conjunciones para
pasar de la complejidad a la sensibilidad humana. El movimiento independentista
hindú se basó en esto.
Ahimsa es la doctrina independentista de la no
violencia de Gandhi. Se basa en el respeto a la vida. Este valor viene del
Budismo y está en el escudo de la India, pero es solo para los valientes, ya
que consiste en la ausencia del miedo y en eliminar el odio, la ira, la
hostilidad, es decir, el deseo de lastimar. Es lo que distingue al Hinduismo de
las demás religiones.
Es
la contribución de India al amor, porque el miedo y la violencia niegan al
amor. Ahimsa y amor es uno solo. La
democracia, entonces, debe venir
de un cambio en el corazón que reduzca la marginación y haga la vida más fructífera. Por eso, Gandhi no creía en la guerra, sino
en el trabajo.
Siliceo Aguilar, Alfonso. Líderes para el siglo XXI. Perfiles de doce grandes líderes. México: McGrawHill, 1997.
Eunice
Hernández. Octavio Paz: La India como un palimpsesto. Revista de la Universidad
de México.
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